V-ROD o cómo se crea un mito

Recientemente he visionado un vídeo en el que se narraba la historia de una de las más míticas creaciones de Harley-Davidson: la V-ROD. En él, se desgranaba absolutamente todo acerca de su nacimiento y fabricación: desde el instante en que la idea surgió, hasta el evento de presentación en sociedad (algo para cuyo surgimiento tuvieron que transcurrir ni más ni menos que seis años).

La de la V-ROD es la historia de una leyenda que ha conseguido serlo, aún habiendo sido una creación relativamente moderna (de principios de este mismo siglo XXI). El mérito es doble, si pensamos en el contexto en el que el mundo se encuentra inmerso en la actualidad (en plena Globalización, donde la compentencia se encuentra en cualquier rincón del Mundo), y si también tenemos en cuenta que su principal competencia se encontraba dentro de casa: la tradición. El comprador de una Harley-Davidson no busca simplemente una moto que corra mucho, o que le permita callejear para llegar rápido a los sitios; el comprador de una Harley busca todo lo contrario: disfrutar el máximo tiempo posible subido a lomos de su moto, porque ésta no es solo un medio de transporte, sino un modo de vida.

Por todo ello, en la creación de la V-ROD (imagen superior extraída de aquí) los responsables de Harley tuvieron muy presente la existencia de una serie de criterios con los que no se podía romper. Así pues, se pensó en crear una moto con una potencia sin precedentes dentro de los modelos de la marca, con un aspecto más deportivo, pero que consiguiese encajar dentro del perfil de los compradores de Harley-Davidson. Había nacido la esencia de la V-ROD.

Una vez surgida la idea, era el momento de que todos los departamentos se involucraran en la creación de la V-ROD. Es aquí, bajo mi punto de vista, donde radica gran parte del éxito que actualmente esta moto está teniendo: no se han antepuesto las ideas de los ingenieros sobre las del departamento de diseño o márketing, ni viceversa, sino que ha sido el trabajo conjunto de todo el equipo, el que ha conseguido llevar a la realidad un proyecto que, en muchos casos, daba más quebraderos de cabeza de lo habitual (la colocación del depósito de combustible, la integración del radiador con el diseño de la moto, etcétera).

Se decidió colocar el chasis externamente, en contra de lo que hasta entonces se había realizado en anteriores modelos, de manera que aquel abrigase al corazón de la máquina, el motor (dispuesto como reza la tradición de Harley, con dos cilindros en V). Los ingenieros respondieron a la propuesta del chasis externo con la implantación de un novedoso sistema de hidroformado, el cual hacía mucho más visual el armazón en el exterior, con unas líneas más suaves y redondeadas. Así pues, se buscaron también soluciones a problemas derivados de la estructura deportiva de la moto (que disminuyó en cuatro grados la posición de los mandos), como la colocación del depósito de combustible (ahora bajo el asiento, y antes en el lugar actual del motor), la integración de un radiador con el diseño de la moto, etcétera.

Vemos pues, que es la involucración de todo el personal de Harley-Davidson en el desarrollo de la V-ROD (constante búsqueda de soluciones a los múltiples problemas surgidos, acceso a restricciones como las colonias que deben ponerse, quitarse anillos y relojes, etc. para no dañar la pintura y el cromado), sumado a la permanente búsqueda de la satisfacción del usuario en su experiencia como conductor de Harley-Davidson (que es al fin y al cabo a quienes va dirigido el producto) la clave del éxito de una máquina que, a todas luces, va camino de convertirse en uno de los grandes mitos del motociclismo.