Mahou: detrás de la visita

Como muchos estudiantes universitarios de Madrid sabrán, una actividad muy recurrente entre todas las Universidades de la capital es la visita a la fábrica de Mahou. En dichas instalaciones, situadas en la localidad de Alovera (Guadalajara), la firma madrileña da a conocer a sus visitantes los orígenes de la misma, así como las diferentes fases del proceso productivo que se siguen (a través de una tecnología poco frecuente en muchas empresas del sector) hasta la obtención del producto final: la cerveza. Para concluir la visita, los estudiantes son agasajados con un apetitoso menú compuesto por diferentes aperitivos (tortilla, croquetas, frutos secos... etc.), así como con cervezas de la firma. El broche de oro en la excursión lo ponen dos copas de cristal (con el logo de Mahou impreso en ella, y con la consecuente publicidad en casa) que, junto con un par de cervezas, son regaladas a los visitantes.

Lo cierto es que los visitantes que allí acuden se sienten muy bien atendidos en todo momento. Da la sensación de que todo lo que en la visita acontece están expresamente preparado para la satisfacción del invitado. Y no vamos desencaminados. ¿Qué podría llevar a una empresa situada en el grupo de cabeza del sector, a realizar este tipo de actividades? Sin lugar a dudas, todo responde a estrategias de marketing. En un mercado donde prácticamente cada Comunidad Autónoma tiene su(s) marca(s), firmas éstas con un alto índice de fidelidad, conseguir que clientes potenciales (de multitud de lugares de España) prueben tu producto tiene un valor incalculable. Porque, ¿y si al consumidor resulta que le gusta más la cerveza que acaba de probar, que la que, por tradición, lleva consumiendo toda la vida? Sin duda, un nuevo cliente se habrá sumado al mercado de Mahou. O bien, si el visitante no es consumidor habitual, en el esporádico momento en que vaya a pedir una cerveza, probablemente pida una Mahou antes que cualquier otra marca.

Esto es así, porque desde las tripas de la compañía se han encargado de darnos una imagen de simpatía, de transparencia y de tradición que ninguna otra marca de la competencia se ha preocupado por mostrar. Así pues, a excepción de los sibaritas de la cerveza (que opten por una marca muy concreta), solo por el hecho que hemos mencionado, la balanza va a decantarse por Mahou, antes que por cualquier otra. 

Por otra parte, otro aspecto muy importante del que no debe olvidarse nunca una empresa es la coherencia en los mensajes publicitarios. Por ejemplo, si habitualmente damos una imagen de exquisitez, no podemos englobarnos otras veces dentro de marcas low-cost. Aquí también han hecho muy bien el trabajo los responsables de Mahou. Como ya hemos mencionado anteriormente, las visitas se hacen habitualmente entre visitantes universitarios, en un ambiente alegre y distendido, el cual logra casar estrechamente con la visión de diversión en compañía de amigos y familia, que Mahou pretende siempre ofrecer en su publicidad. Como vemos, nada se deja a la improvisación.

Sea como fuere, Mahou ha hecho las cosas muy bien. Una marca que, en principio, no nos dice nada a muchos de nosotros, ha conseguido acercarse a un público en el que puede encontrar un filón importante para sus ventas. El tiempo dirá lo efectivo de esta política. Hasta entonces... ¡disfruten, universitarios!

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